LAODSS Norte Prologo

4:17 p.m.

"Call me tomorrow if you still like me when you're sober."
The invention of lying - Ricky Gervais 


Prologo

El héroe de esta historia es un tipo duro. Duro de cabeza, o sea, terco. Cuando se le mete una idea en la cabeza la sigue, no se rinde ni aun vencido. Y finalmente muere, siempre muere, pero con las botas puestas.

Una de esas ideas era que "nunca jamas se iría de vacaciones a mochilear". Se lo ofrecieron una y mil veces, fiel a su estilo las declinó. Nunca fue una opción, que sentido tenía obligarse a pasarla mal alegaba. ¿Acaso en sus cruzadas quijotescas tratando de vencer molinos de viento no se estaba forzando a pasarla mal? Quien sabe, tal vez para el Quijote estas cruzadas tenían un sentido mientras que mochilear era pasarla mal por el solo hecho de pasarla mal.

Sin embargo un día llegó en el que las opciones eran tan tristemente limitadas, que nuestro héroe debió considerar la invitación (numero 300 mil) de ir al norte a mochilear. ¿Cedió? ¿Claudicó? ¿Se falló a sí mismo? Bueno, nuestro héroe ya le falló a todos los demás, que egoísta hubiese sido de tan solo no fallarse a sí mismo. 

Luego de la decisión pasaron  meses letargo de hasta que finalmente llegó el momento de aceptar que el error estaba cometido, y a ahora solo se podía tratar de enmendarlo para terminar lo mejor posible. Cuando ya te hiciste el gol en contra, no queda mas que agarrar la pelota, correr al medio y ponerse la cinta de capitán. Cuando estas en la B, te tenes que embarrar.

La preparación fue precaria. El mochileo para ser de pobre requiere demasiado apoyo de sponsors, el pasó de nuestro héroe por la categoría se sabía sería fugaz y no había animos de darle mas que un coche muleto. Con lo basico, se preparaba para la aventura.

Su compañero y promotor ya estaba en viaje mientras nuestro héroe terminaba de preparar sus bolsos. Había optado por la opción full mochileo y se dirigía al norte en un viaje eterno en ferrocarril. Nuestro héroe en cambio tenía reservados boletos de avión.  De favor le reservaron en el asiento 17. pero él, que siempre fue tonto pero nunca supersticioso, volvió a traicionarse a si mismo y pidiendo que se los cambie al 18. Mas tarde a la hora de hacer el chek-in se arrepintió y volvió al numero de la desgracia. Sabia que debía confiar mas en ella que en si mismo.

El día llegó y despertar nunca fue fácil, mucho menos metaforicamente hablando pero nos ocuparemos de eso en otro momento. Incluso nuestro Héroe recibió una llamada de despertador, ¿Fue su primer acierto confiar o qué? Pero no hacía falta, frente a la aventura él ya estaba caminando por las paredes mucho antes. Ahora solo quedaba subirse a ese avión y arrancar...

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